ACERCAMIENTO A LA BIBLIA
GÉNESIS, cap. 32, lucha de Jacob con el ángel.
La lucha escenificada puede ser leída como un indicio de la fuerza de Jacob (atestiguada en otros episodios de la gesta de este héroe), que es la fuerza invencible del elegido de Dios.
Podemos diferenciar tres momentos:
El paso –vs. 23-25-“Y se levantó aquella noche…y pasó el vado de Jacob. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos…”Jacob se levanta, se pone en movimiento pero también el discurso se pone en marcha. El discurso es redundante, la idea se reitera en los versículos y además puede leerse de dos maneras: Jacob pasa el vado –después de varias idas y vueltas- y combate en la orilla, después de haber pasado definitivamente, hacer pasar se lee como pasar uno mismo, se queda solo para marcarse mediante la soledad, el elegido de Dios se aparta; o puede interpretarse como que Jacob hace pasar, pero no pasa él mismo, combate antes de pasar, se le impone al héroe una prueba de lucha antes de que atraviese el obstáculo, para que habiendo resultado victorioso pueda atravesarlo. Jacob está volviendo a su tierra, Canaán, y este paso es fuerte si tiene que conquistarlo imponiéndose al “genio del lugar”. Ambas interpretaciones pueden ser complementarias, una hace del paso mismo una prueba, la lucha separa el “no pasar” del “haber pasado” y la otra es más realista y menciona lugares reales que se atraviesan, la lucha es sólo una detención entre la inmovilidad de la elección y un movimiento de marcha, el cambio de nombre entonces tendría valor de renacimiento espiritual, de bautismo.
La lucha –vs.25-30-. Por momentos en el relato de la lucha no queda claro quién es “alguien” o el varón que aparece ni si es ese alguien el que no puede dominar a Jacob o Jacob el que no puede dominarlo, “no podía con él”, luego queda claro pero tal vez lo confuso del texto nos transmita lo confusa de la situación en la que Jacob vence al ángel que es el enviado de Dios y es marcado pero así obtiene la certeza de que dios está con él. El ángel lucha con Jacob pero no logra vencerlo, para hacerlo recurre a lo excepcional –“descoyuntó el muslo de Jacob”-, ese golpe decisivo debería proporcionarle la victoria a quien lo da pero aquí fracasa el golpe decisivo y el ángel no es el vencedor pero tampoco es vencido sino “bloqueado”, como se estableció previamente la lucha dura “hasta que rayaba el alba”, es una pelea nocturna. En esta lucha el resultado sorprendo por ilógico, el más débil vence al más fuerte a cambio de lo cual queda marcado en el muslo. Esta inversión en la lucha puede vincularse a la inversión familiar, el menor suplanta al mayor y se marca a sí mismo como primogénito. Puede trasladarse el sentido en otros aspectos, al marcar a Jacob-Israel, dios parece hacer una elección por Israel.
Las nominaciones o las mutaciones –vs. 28-33- el cambio de nombres es la promoción de nuevos status, nuevos poderes; la nominación está ligada evidentemente a la bendición. Cambian los nombres, pero el episodio funciona como creación de una huella múltiple: en el cuerpo de Jacob, en el estatuto de los hermanos, en el nombre, en la alimentación.
Todo en el texto es transgresión, se cambia la línea de parentesco, se cambia el nombre, el rito alimentario, se transgreden las reglas de sentido para presentar la fuerza legendaria de Jacob que se ayuda a si mismo y paradojalmente por ser elegido por Dios lo derrota
(El trabajo toma en cuenta el estudio realizado por Barthes sobre el texto).
EVANGELIO DE SAN LUCAS, CAP. I, VS. 5- 38. LAS ANUNCIACIONES.
Lucas es uno de los cuatro evangelistas, creadores de un género nuevo que tiene por finalidad comunicar la buena nueva, incluyen narraciones en primera o tercera persona, hechos reales e imaginarios, parábolas, discursos del Maestro (Jesús) enseñando alguna doctrina. Es discípulo del apóstol Pablo y autor también de los Hechos.
La antigüedad de sus escritos se remite al año 65 aproximadamente y la lengua que utiliza es el griego, su origen es helenista no judío. Sus fuentes son la transmisión oral y algunos documentos.
ANUNCIACIÓN A ZACARÍAS
“Hubo en los días de Herodes…” comienza el texto con una ubicación histórica sin detalle cronológico que puede vincularse al intento de ubicar el nacimiento de Jesús durante el reinado de un extranjero –profecía del Antiguo Testamento del reinado de un extranjero como señal de la llegada del mesías-.”…un sacerdote llamado Zacarías…su mujer era de las hijas de Aarón y se llamaba Elizabet. Ambos eran justos…” Era una pareja con origen sacerdotal importante, destaca que eran justos y cumplían los mandamientos sin embargo no tenían descendencia, la esterilidad de Elizabet es como la de otras mujeres de la biblia –incluso Raquel la de Jacob- determinante en la historia de Israel y es el milagro el que soluciona esta infecundidad.
Desde el comienzo hay dos aspectos importantes, la función sacerdotal de Zacarías y la esterilidad de su mujer. Estos versículos funcionan como planteo del texto (5- 10)
A partir del vs, 11 se produce la anunciación que se le hace a Zacarías, en el templo, por parte de un mensajero que es el ángel Gabriel. La reacción inicial del anciano es de temor, sorpresa, por eso las primeras palabras del ángel son para tranquilizarlo: “no temas”, llamándolo además por su nombre, el mensaje es claramente para él.
El discurso del ángel queda dividido en dos partes por la interrupción de Zacarías con sus dudas. La primer parte afirma “tu oración ha sido oída”, parece anticipar tiempos de felicidad vinculados, a la llegada del Mesías a nivel general de Israel y al nacimiento de un hijo a nivel personal de quien recibe el anuncio
Anuncia el nacimiento de un niño, el nombre que debe llevar –Juan, lleno de gracia-y la misión que tendrá –el destino de Juan “hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor dios de ellos”-
La duda de Zacarías, “…yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada”, no pudo dejar de ser realista y estar a la altura del mensaje profético, tal vez, siente el milagro planteado por el ángel como un imposible, no alcanza a ver que lo imposible es posible porque se acerca el cumplimiento de las promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob, la llegada del Mesías.
La segunda parte del discurso del mensajero es la presentación del ángel, “Yo soy Gabriel…”, para borrar la incredulidad del sacerdote pero también para castigarlo por ella, “quedarás mudo…”. Él como sacerdote no debió dudar, su fe debía permitirle saber que para Dios no hay nada imposible.
“Y el pueblo estaba esperando a Zacarías…” la mención del tiempo transcurrido sirve para que el lector no dude de lo ocurrido, no fue imaginación del anciano sino algo real, “comprendieron que había visto visión en el santuario”
En los vs. 25 y 26, se muestra como la anunciación se confirma, la estéril concibe un niño aun a pesar de su edad, el poder concebirlo es lo milagroso, pero es necesario el regreso de Zacarías al hogar y su intervención para que sea posible.
El relato se suspende luego de atribuir el embarazo a la bondad de dios y presentar la esterilidad previa como una vergüenza o como una maldición.
ANUNCIACIÓN A MARÍA
Este relato presenta un paralelismo formal y argumental con la anunciación anterior.
La acción también se ubica cronológicamente, “Al sexto mes” y espacialmente, “una ciudad de Galilea llamada Nazaret”.
Quien realiza la anunciación es el mismo ángel, Gabriel y es enviado por Dios.
Igual que antes se presentó a Zacarías ahora se presenta a María y en su caso también hay una imposibilidad para concebir, “virgen”, por lo que el texto menciona ya se había celebrado el contrato legal del desposorio con José pero todavía no vivía con él, de acuerdo a la costumbre debía tener alrededor de doce o trece años.
La salutación del ángel es por demás sorprendente, “Salve muy favorecida…”, al igual que el anciano sacerdote, María se asusta y se sorprende por la aparición y las palabras de éste. Una vez más el ángel tiene palabras tranquilizadoras pero extrañas, “no temas porque has hallado gracia delante de Dios…”
El ángel anuncia también el nacimiento de un hijo, el nombre que va a llevar y la misión que tendrá, “darás a luz un hijo y llamarás su nombre Jesús. Éste será grande…”. Sus palabras son interrumpidas por la duda de María, ve su virginidad como una imposibilidad para lo que anuncia.
La respuesta del ángel presenta al niño como hijo de Dios y santo, a causa del descenso del espíritu santo sobre María.
La duda de María no es castigada, incluso el ángel presenta una prueba no solicitada, “tu parienta Elizabet también ha concebido hijo…”
La escena se cierra con la respuesta de María en la que demuestra su disposición frente a Dios pero también su humildad, el ángel se va y no sabemos, el narrador nada dice de lo que siente o piensa la joven que ha recibido una visita tan inusual.
(Se tomó en cuenta el trabajo de María del Socorro Argenzio para la realización del comentario
miércoles, 1 de abril de 2009
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