miércoles, 2 de noviembre de 2011

HAMLET, ESCENAS IV Y V DEL ACTO I

ESCENAS IV Y V


Se produce el encuentro de Hamlet con la sombra que se ha ido preparando desde la primera escena.
Se destaca la valentía de Hamlet que enfrenta a la sombra sintiendo que algo extraordinario va a pasar, algo que cambiará su destino.
Nuevamente se crea a través de los parlamentos un clima misterioso y tenebroso.
Hamlet realiza una crítica a las costumbres de sus contemporáneos, tal vez es el autor atrás del personaje el que muestra una disconformidad con ciertas actitudes a las que considera groseras. El protagonista sigue presentando su rechazo a la degradación en la que cree cayó el ser humano.
El espíritu del rey se revela “Soy el alma de tu padre”.Notamos que sigue siendo justo e ilustre aún después de muerto. La sombra y su revelación muestran eso.
La acción principal de esta escena está pautada por lo que la sombra dice a Hamlet, éste por momentos duda, vacila pero está dispuesto a seguirla para averiguar la verdad.
El espectro aclarará el gran tema del ser y la apariencia, él presenta la versión desconocida pero verdadera mientras que lo aparente sería lo conocido y falso. Es importante en esta escena la teatralidad a la que se recurre constantemente, el hijo, frente a la aparición queda conmocionado.
La adjetivación es fundamental, “…vil infame asesinato”, califica más al asesino que al asesinato, Claudio aparece además identificado con la serpiente, ser asociado al peligro, el mal, la traición y la muerte.
La sombra viene en busca de justicia o venganza, pero recomienda que no se dañe a la reina.
“Oh alma mía profética!” demuestra que algo sospechaba, ahora entiende su rechazo a su tío, sin saber intuía. Esto por un lado debe proporcionarle cierto alivio pero a la vez ahora tiene la obligación de vengarse.
El rey funciona un poco como personaje narrador, le cuenta a su hijo y a los espectadores lo que ocurrió. Critica a su hermano con el que se compara, esta comparación también fue hecha por Hamlet en el primer monólogo, permanentemente se presenta un contraste en la creación de los hermanos. A la reina la presenta como débil, fácil de engañar y de seducir, por eso de ella no quiere vengarse.
En esta escena queda planteada la obra como tragedia del destino, se le impone una acción a un alma que no puede llevarla a cabo, él no decide por si mismo
matar a Claudio, se le impone la venganza como un acto de justicia obligatorio.
En lo que sería el último momento de la escena V, vuelven a aparecer los demás personajes, se producen juegos de palabras y juegos escénicos, se introduce cierta comicidad en medio de lo trágico, se distiende la escena.
Hamlet necesita el compromiso de los otros de guardar silencio, no les dice que ocurrió en realidad pero hay algunos parlamentos ambiguos que sugieren la verdad, “¡Si por San Patricio, la hay Horacio, y muy grande!...” además Horacio señala que “esas son palabras absurdas…”, todavía no manifestó su estrategia de hacerse el loco pero ya la está poniendo en práctica y Horacio que posee una sensibilidad similar a la suya lo nota inmediatamente.
La sombra avala su pedido de juramento a los guardias, “¡Jurad!” y luego de la promesa de silencio Hamlet manifiesta “El mundo está fuera de quicio! ¡Oh suerte maldita, que haya nacido yo para enderezarlo!”, ciertos personajes perciben un mundo degradado y su dificultad para vivir en él o luchar contra él, ese será el conflicto de Hamlet, llevar a cabo la venganza o seguir pensando en ello, su dificultad para llegar a la acción traerá varias muertes, incluyendo la suya. Al final del acto I quedan planteados diferentes conflictos, uno en el interior de Hamlet .que se desarrollará a través de los monólogos- y otro externo que tiene que ver con el desequilibrio provocado por el crimen de Claudio y la confusión entre el ser y el parecer.

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