jueves, 1 de abril de 2010

Para los alumnos de sexto, sobre el "Prólogo en el cielo" del Fausto de Goethe.

FAUSTO “Prólogo en el cielo”

Goethe le pone dos prólogos a la obra, un “Prólogo en el teatro“que funciona como introducción estética y responde a la pregunta ¿qué importancia tiene la belleza en la vida del ser humano?; y un “Prólogo en el cielo” que oficia de introducción ética, muestra la razón de la existencia del mal y Goethe encuentra una respuesta bastante satisfactoria para su época.
Se inspiró en el prólogo del “libro de Job” que también se desarrolla en el cielo. Están Dios y el Diablo y el segundo tienta al primero que acepta el desafío, pero Goethe plantea una situación similar en la que es Dios el que tienta al Diablo.
Empieza con la presencia de los arcángeles, las cortes celestiales, que son el conjunto de seres que tienen sus grados jerárquicos y que pertenecen más al mundo de la leyenda que de la teología. No son hombres ni lo fueron, serían como intermediarios entre Dios y los hombres, mensajeros. En esta obra aparecen como adoradores de Dios. Son siete pero aquí se nombran tres: Gabriel, Rafael y Miguel.
Rafael entona una alabanza al sol, pero está tomado como símbolo de Dios, es decir que la alabanza al sol es una alabanza a Dios. Goethe al igual que Dante da un sentido religioso a la luz. Además el Prólogo en el cielo inicia la tragedia de Fausto aunque éste no esté en escena todavía. El hecho de empezar con el sol podría estar anticipando la salvación de Fausto.
“El sol siguiendo su antigua costumbre entona el canto de desafío entre las esferas, sus hermanas” El sol está siguiendo el camino que para él se ha previsto, continúa todo el Universo al ritmo de siempre, no ha variado nada y nada variará. Todo el funcionamiento del mundo es siempre igual, majestuoso. Transmite la idea de admiración a dios a través de la alabanza al sol.
Goethe –como Dante- toma como base la concepción Tolomeica del mundo, la Tierra como centro fijo e inmóvil y los cielos como esferas concéntricas alrededor de la Tierra. Pero como los planetas giran a velocidades distintas, cada esfera gira al ritmo del planeta que la genera, por eso rozan entre sí produciendo “el canto de desafío”.
“su contemplación da fuerza a los ángeles”, esta expresión será luego repetida por los tres pero dirá “Tu” demostrando la asociación sol-Dios.
La función de los arcángeles es la contemplación, la beatitud angélica, un ver que se satisface en si mismo. Fausto en cambio no se conforma con ver, es un sabio que ha estudiado todas las ciencias y eso le trajo como consecuencia conocer sus límites y no los acepta, lo que no encuentra por el camino de la ciencia lo busca por el de la magia. Goethe plantea que así debe ser el ser humano, no conformarse con la contemplación pasiva de la vida.
“las maravillas de la creación…”, hablan de la obra de Dios en su mundo, no en el del hombre. Rafael describe el mundo de Dios, Gabriel y Miguel el del hombre, existen diferencias entre estos mundos. El primero es hermoso, con presencia constante de la luz, siempre perfecto, admirable, un mundo para contemplar, el segundo se encuentra en constante movimiento, cambio, en construcción permanente, con alternancia de luz y sombra, coexisten el bien y el mal para que el ser humano pueda ser libre.
No se presenta en esta concepción un reino del mal, el mal está en la tierra, como una opción para el ser humano mientras está vivo.
El mar se presenta como símbolo de las fuerzas creadoras de la naturaleza, destrucción y construcción, día y noche, los opuestos forman parte del mundo del hombre que está permanentemente optando.
Entra en escena Mefistófeles, es uno de los tantos nombres del diablo, representa una de sus facetas: la negación. (esta concepción del mal como negación Goethe la toma de San Agustín que decía que sólo existe el bien, el mal es el resultado de la negación del bien. El mal es consecuencia de la elección libre y existe mientras el hombre está vivo, no es una fuerza opositora del bien sino generada a partir de él.) No es el diablo bíblico ni el de Dante. No resulta rechazable ni temible, es simpático y atractivo, allí radica su mejor arma para tentar a las personas. Pero aunque él no lo sabe es usado por dios para bien del ser humano. Es burlón y atrevido por eso dice “heme aquí entre tus servidores” en forma irónica, interpreta mal lo que es servir, creyendo que los arcángeles son esclavos de dios y él no le sirve pero en verdad él es el único servidor, esclavo de Dios.
Mefistófeles confunde la bondad de Dios, la cree una falla, un defecto y se ve a si mismo como un enemigo de Dios y le parece tonto que le hable y lo reciba, intenta ser irónico pero la ironía radica en que es Dios quien lo usa a él para darle la oportunidad de la libertad a las personas.
“las cosas de abajo…” se refiere al mundo de los hombres del que forma parte, es a los hombres a quienes busca tentar para quienes es peligroso.
“me expreso con poca solemnidad…” se burla de la forma culta y elevada en que hablan los arcángeles mientras él se expresa de modo más vulgar, coloquial. Además no es capaz de entender nada que tenga que ver con el mundo de Dios, es inferior aún al ser humano que no llega a comprender la grandeza del mundo de Dios pero la desea y la busca igual.
Goethe minimiza la importancia del mal, Mefistófeles no vale frente a Dios pero no se da cuenta de eso.
“pero veo como se atormentan los hombres…”, lo único que ve es el hombre porque es su mundo. En esta segunda parte del monólogo del personaje el tema es el hombre, da su visión del mismo. Lo llama “diosecillo del mundo”, lo ve como lo más negativo pretende rebajar al creador para quien el hombre es lo máximo de su creación.
Lo que él llama chifladura, “extravagante”, es esa inquietud, esa falta de conformidad, ese deseo de conocer. Ocurre que a él no le conviene la actividad del hombre porque a partir de ella puede salvarse.
Mefistófeles cree que la semejanza entre Dios y el hombre pasa por la razón pero pasa por la libertad, el autor aprovecha para burlarse de la importancia dada a la razón en el siglo XVIII especialmente en Francia. Goethe mostrará a Fausto cometiendo errores al dejarse llevar por la razón. El Fausto que se guía por la razón fracasa y el que se guía por la pasión entrega el alma al diablo.
Compara al hombre con “Cigarras de patas largas que saltan y revolotean…”, el salto representa las formas que tiene el ser humano para actuar. El ascenso es el bien y el descenso el mal, el error es humano y necesita cometerlo para experimentar y poder salvarse. “vieja canción”, denomina así al permanente deseo de saber más, de explicarse lo que no entiende, la locura del hombre.
El Señor presenta a Mefistófeles como negación ya que para él no hay nada bueno
El pacto se introduce en relación a la figura de Fausto. Mefistófeles lo presenta como un inconformista, para él es un loco, su locura tiene que ver con su deseo de saber que es en realidad lo que puede salvarlo.
El Señor presenta el bien como claridad y utiliza la parábola del árbol del jardinero para mostrar su forma de percibir el futuro. Él es el jardinero y los árboles son los hombres, las frutas y las flores serán las obras que realicen las personas.
Mefistófeles manifiesta irónicamente su interés por el mundo de los vivos, “las mejillas llenas y frescas”.
Las palabras son confirmadas por el Señor, “Todo hombre que obra puede extraviarse”, en su vida de búsqueda se puede equivocar pero finalmente se salva.
Aparece la tradicional relación entre el mal y la serpiente, quien desde la Biblia aparece como enigmática y tentadora.
En las últimas palabras del Señor se confirma la razón de la existencia del mal, es un estímulo para que el hombre actúe y logre salvarse.
Las últimas palabras de Mefistófeles lo confirman como burlón, llama “Viejo” al Señor y cree que es tonto porque habla con él.

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